Shostakovich, ¿prohibido?
Sinfonía N7, en do mayor, op.60 (1942) – Dmitri Shostakovich Marin Alsop dirige a la Frankfurt Radio Symphony Orchestra
El terror
En 1946, la Segunda Guerra Mundial había terminado. Stalin había ampliado el poder soviético a nivel mundial, pero internamente había problemas. El costo de la guerra había sido muy alto, el ejército era demasiado poderoso e independiente, y algunos intelectuales empezaban a cuestionar la ideología soviética. Era necesario poner las cosas en orden y, para Stalin, la mejor manera de hacerlo era a través del terror. Primero fueron por los intelectuales y los artistas, después por los judíos, luego el ejército y finalmente el círculo más cercano.
En 1948, el Comité Central del Partido Comunista comenzó una ola de arrestos, juicios públicos y fusilamientos. El comité puso especial atención sobre Dimitri Shostakovich, que por entonces era una celebridad internacional, que incluso había sido portada de la revista Times en relación al sitio de Leningrado y a su Séptima Sinfonía. Lo acusaban, una vez más, de formalista. Se le cuestionaba su octava y su novena sinfonías, pero lo más importante, era percibido como alguien intocable, alguien a quien las críticas no podían hacerle daño, como a un artista del mundo, por encima de de la Unión Soviética.
En febrero de 1948, el comité central elevó cargos contra Dimitri Shostakovich, Sergey Prokofiev, y Aram Khachaturian, entre otros; acusándolos de formalistas y de escribir música moderna y burguesa. Shostakovich y Prokofiev fueron señalados por su «individualismo enfermo y pesimismo artístico» y su «espíritu de crítica negativa, desesperación y falta de fe». A todo esto, Shostakovich había escrito su primer concierto para Violín, una obra que podría despertar un escándalo, y un escándalo en ese contexto podría costarle la vida; sería mejor guardarlo para tiempos mejores.
Todos los acusados debieron suplicar perdón por sus pecados a Stalin y al pueblo soviético. Las obras de Shostakovich fueron prohibidas, salvo las sinfonías 1, 5 y 7, que tampoco era tocadas, ¿quién podría animarse? Shostakovich fue despedido de sus trabajos en los conservatorios de Moscú y Leningrado. Incluso su hijo Maxim, de 10 años de edad, fue obligado a denunciar a su propio padre. Shostakovich se las rebuscó escribiendo música para películas, trabajo que odiaba.
Sonó el teléfono
Entonces, en febrero de 1949, Shostakovich recibió el llamado. Después de pasar una semana con algún problema de salud, estaba en el living de su casa conversando con su amigo, el locutor Yuri Levitan, quien nos cuenta:
Dimitri Dimitrievich no se había estado sintiendo muy bien. Me senté a hablar con él cuando sonó el teléfono. Dimitri Dimitrievich atendió. Un segundo después, dijo con angustia: “Stalin está a punto de hablar conmigo”. Yo me quedé congelado en el sofá. Durante los siguientes momentos, naturalmente, todo lo que oí fueron las respuestas de Dimitri Dimitrievich, pero de ellas pude deducir claramente la naturaleza de la charla. Stalin fue preguntando a Shostakovich acerca de su salud, Dimitri Dimitrievich respondió: “Gracias, todo está bien, sólo estoy sufriendo un poco de un dolor de estómago”. Stalin le preguntó si necesitaba un médico o algún medicamento, “no, no, gracias, no necesito nada, tengo todo lo que necesito” Luego hubo una pausa larga mientras que Stalin habló. Se reveló que Stalin pedía a Shostakovich que viajara a los Estados Unidos por el Congreso de la Paz y la Cultura. “Por supuesto que lo haré, si es realmente necesario, pero estoy en una posición bastante difícil: allí se tocan casi todas mis sinfonías, mientras que aquí están prohibidas, ¿como he de comportarme ante esta situación?” Y luego, como se ha contado muchas veces, Stalin dijo en su fuerte acento georgiano “¿a qué se refiere con prohibidas? ¿prohibidas por quién?” “Por la Comisión Estatal de Repertorio” respondió Dimitri Dimitrievich. Stalin aseguró a Shostakovich que esto era un error, que sería corregido, y que ninguna de las obras Dimitri Dimitrievich’s había sido prohibida, que podían presentarse libremente.
Poco tiempo después, Stalin ordenó que se levantara la prohibición de las obras de Shostakovich. Unos días más tarde, Shostakovich voló a Nueva York como miembro de la delegación soviética en el Congreso de la Paz y la Cultura en los peores días de la guerra fría. Durante el congreso, los intérpretes leyeron los duros discursos que supuestamente había escrito Shostakovich. Muy pocos se daban cuenta que Shostakovich estaba cumpliendo una condena.