¿Qué es la música libre de derechos?
Conocida como Royalty Free Music, es música para usar en cualquier tipo de producto audiovisual: publicidades, películas, documentales, videos en youtube, podcasts, presentaciones, etc. La música no es gratis, pero se compra pagando una licencia por única vez. Suele haber distintos precios según muchas variables, pero es muy barato en relación con encargar una composición a medida.
Por ejemplo, es ideal para usar en videos de youtube. Cuando el video incluye música comercial de la que no se tienen los derechos, youtube lo detecta y limita (e incluso impide) su visibilidad. Si se usa música libre de derechos, hay ningún problema. Hay muchas páginas que ofrecen el servicio de venta de la música y es muy práctico para los productores audiovisuales, porque pueden descargar una versión en baja calidad, probarla, y luego decidir si comprarla. La única desventaja es que puede haber más de un producto audiovisual que esté usando la misma música que el tuyo.
Para quienes componemos y producimos, hacer música libre de derechos es un desafío. En mi caso, aprendí mucho acerca de cómo producir y vender mi música, y recomiendo a todos los músicos, intentarlo (y si sale bien, pueden conseguir un muy buen ingreso en dólares).
Les cuento algunas cosas que aprendí produciendo Royalty Free Music:
Producir música libre de derechos es completamente distinto a componer música artística. Como artistas creemos que nuestra obra es sagrada, que no es un producto; creemos que está mal pensar demasiado en el oyente, eso impide que escuchemos con honestidad nuestra voz interior.
Con esa idea en mente, envías tu primera obra a los jueces que deben curarla (aceptarla como parte de una librería). Después de varios días, la rechazan sin darte mayores explicaciones, simplemente te dicen que no cumple con el estándar mínimo requerido. Ahí recibís un terrible golpe al ego, pero hay que tratar de no dramatizar, uno está aprendiendo un oficio totalmente distinto.
Cuesta un tiempo darse cuenta, pero lo que las librerías necesitan es exactamente lo contrario a lo que estamos acostumbrados a hacer: ellos quieren un producto, sencillo, fácil de escuchar, y si te hace acordar a algo conocido, mucho mejor. ¿Originalidad? Sólo hasta cierto punto. Es un producto para vender, uno no debe buscar expresar sus sentimientos más profundos allí.
Después de un tiempo uno entiende que, en realidad, lo que hay que usar, desarrollar, y explorar, es el oficio del músico y del productor. Cuando te dan ganas de agregar un toque de originalidad, uno debe contenerse, después de todo, esa música no está ahí para ser escuchada al detalle, sólo va a acompañar una imagen; incluso puede ir debajo de un locutor; hay que pensarla para acompañar, no para protagonizar.
Es una gran lección, porque el cambio de rol te replantea tu lugar de creador, pero también hay dos cuestiones aún más importantes:
- La primera es que te das cuenta que no podés componer en todos los estilos en los que te gustaría componer, porque cuando alguien externo te poner reglas arbitrarias que no te gustan, te sentís incómodo. Así re-pensas y re-valorizás la naturaleza de las reglas que te auto-imponés en tu creatividad supuestamente libre.
- Segundo, aprendés lo valioso y lo difícil que es terminar proyectos. Está muy bien tirar muchas ideas en muchos proyectos, trabajarlas y después abandonarlas, pero es muy distinto redondear una obra, terminarla y entregarla a un jurado, o al público.
Una vez que hayas explorado otras posibilidades creativas, estás mas preparado, y en mejores condiciones para decidir.