De qué hablamos cuando hablamos de música (Pt 1)
Sé que me estoy metiendo en un tema que no sólo es muy polémico y extenso hasta el tedio paralizante, sino que también puede resultar irrelevante.
Hace unos días apareció el Hall of Fame 2019 de Classic FM, la radio londinense, y reavivó en mi, algunas ideas que me gustaría compartir con ustedes.
Muchas veces me han preguntado si tal o cual cosa es música. Parece ser que hay mucha gente que, cuando escucha determinadas obras, o géneros, siente un ataque personal a su buen gusto, o a su honor, o que se ataca a Johann Sebastian Bach, o directamente a toda la historia de la cultura universal.
En algún momento debatía con ellos y defendía a todas las expresiones artísticas (con excepción a las que son delictivas), hasta que me di cuenta que es inútil y elaboré una respuesta que creo que tiene influencias jedi, o al menos un aire a George Costanza; digo: “Sólo es música, si tú crees que lo es”. Listo, todo resuelto, seguimos adelante.
Pero, la verdad es que hay momentos en los que todo se confunde y hay un tema que me parece interesante debatir: La música de películas.
Veamos el Hall de la Fama de Classic FM (la “música clásica” tiene un Hall of Fame, nada de llamarlo “Grandes Éxitos”). Todos sabemos que los rankings no deberían tener mayor importancia, pero son irresistibles, generan una curiosidad difícil de controlar. Así que hice click para ver qué habían votando en el Reino Unido. Encontré muchos compositores muertos, algunas preferencias que no hubiera imaginado y, lo que más me llamó la atención, mucha música de película. John Williams, por ejemplo, aparece 12 veces con música para películas, desde La Lista de Schindler en el puesto #28 hasta Encuentro Cercano del Tercer tipo en el puesto #280. John Williams también compuso música de concierto, pero se ve que esas obras no son tan populares. En el puesto #10 aparece el Concierto para clarinete en La mayor, K. 622 de Wolfgang Mozart, con la alcaración “usada en Out Of Africa”. O sea, la obra mejor ranqueada de Mozart es una que se reconoce por estar en una película. La música incidental de Out of Africa, compuesta por John Barry aparece en el puesto #135. En el puesto #51 aparece Howard Shore con la música de El Señor de los Anillos. Listo, no quiero seguir mirando.
Concierto para clarinete en La mayor, K. 622 (1891)
Wolfgang Mozart (1756-1791)
Star Wars Concert: Anakin vs Obi-Wan
¿Qué está pasando acá? Me parece que estamos escuchando cosas distintas.
La “música clásica” tiene muy pocos adeptos. No podría decir que la cantidad de fans esté bajando, es probable que esté aumentando día a día, pero proporcionalmente, estamos hablando de una minoría. Los teatros y las orquestas son costosas de mantener, la oferta de entretenimientos es amplia y variada y es muy difícil encontrar público para llenar un teatro con la Cuarta Sinfonía de Bruckner en el programa. ¿Qué hacemos entonces? Toquemos la música de Harry Potter, que parece “música clásica” y a la gente le gusta. ¿Y qué te parece si proyectamos fragmentos de la película? Dale, genial, hagamos eso. Así los teatros se financian y la “música clásica” sigue viva.
Genial. O no tanto. El párrafo anterior intenta graficar la forma de pensar de las mentes más geniales que intentan generar un mejor vínculo entre la música y el público. Hay varios errores en esa manera de plantear el asunto. Sin entrar a debatir el término “música clásica”, estamos mezclando cosas distintas. Estoy a favor de todas las músicas imaginables, me encanta que proyecten Star Wars con una orquesta en vivo, pero es algo completamente distinto a un concierto de Mozart.
La diferencia entre música creativa y música para cine.
Los términos puede que sean del todo apropiado, pero son los mejores que encontré hasta ahora. La música para cine está hecha para acompañar la imagen, y necesita ciertas características. Tiene la ventaja de, en algún punto, estar siendo explicada por las imágenes a las que acompaña. La música de Mozart, Bach, Beethoven, Berio, Stravinsky, Bartok, etc, vive en un planeta totalmente distinto. Existe en un plano diferente al tangible, necesita establecer un lenguaje, para que luego puedan distinguirse elementos (los temas, por ejemplo, las melodías, etc) y luego puedan relacionarse y transformarse. El compositor de música creativa debe generar curiosidad en el oyente, debe atraparlo y mantenerlo atento e interesado, y no cuenta con imágenes más allá de los músicos que están en el escenario. Esa música la llamo creativa, porque se vale por sí misma.
No estoy seguro que un tipo de música sea mejor que la otra, pero es importante reconocer la diferencia. Para ser claro, quiero que sigan tocando toda la música de película en los teatros y quiero que la gente siga yendo. Yo voy y me encanta (ya hablé de esto hace poco, en referencia a Tessellatum), pero también quiero contarles por qué son músicas distintas; y no pretendo degradar ninguna de las dos, sólo quiero que el público reconozca la diferencia de otra música, y de esa manera pueda estar preparado cuando la propuesta artística sea distinta; y que los compositores de hoy, y del futuro, sepan cuál es el juego que eligen jugar.
El tema da para mucho más, continuaremos, pero, por ahora, dejemos acá; en unas pocas líneas me gané el odio de grandes melómanos que están a favor o en contra del reggaetón, la música contemporánea, John Williams, y la música para cine.
Seguimos la próxima, ganando amigos.