Bach y la Imaginación
Empecemos con el más grande de toda la historia. Hagamos un Bach básico, un episodio de su vida que te va a sorprender y una lección de creatividad que viene directamente del Maestro. Johann Sebastian Bach nació en 1685 en Eisenach, en la actual Turingia, que por entonces era parte del Sacro Imperio Romano Germánico, y murió el 28 de julio de 1750 en Leipzig.
Vivió toda su vida en Alemania central, estuvo casado dos veces, tuvo 20 hijos, 10 de ellos sobrevivieron la niñez y 4 de ellos llegaron a ser músicos de gran renombre. Bach atribuía su éxito al trabajo duro, y no al talento: “Cualquiera que trabaje tan duro como yo, llegará tan lejos como yo he llegado”
En 1708, cuando tenía 23 años, fue contratado como organista de Weimar y en 1714 fue nombrado Maestro de Concierto, lo que le permitía dirigir y componer para la orquesta de Weimar. Su jefe en Weimar era el músico y compositor Samuel Drese, hasta su muerte en diciembre de 1716. Se abrió entonces una gran posibilidad para nuestro querido Johann Sebastian, pero el duque de Weimar nombró sucesor al hijo Samuel, Wilhelm Drese. Bach quedó entonces como subordinado de alguien que no sólo no le agradaba, sino que tampoco respetaba. Su reacción fue buscar trabajo en otra parte.
Después de enviar varias aplicaciones, el príncipe Leopoldo de Anhalt-Cöthen lo contrató como maestro de capilla en 1717. Bach debía ocupar su nueva posición el 5 de agosto de 1717, pero antes debía renunciar en Weimar. Aquellos no eran tiempos en los que los empleados pudieran hacer lo que les diera la gana: cuando cuando hizo saber sus intenciones, el duque le informó que no aceptaba su renuncia, le explicó que lo despediría en su debido momento, cuando ya no tuviera intenciones de necesitarlo.
Clave Bien Temperado (Libro I) BWV 891 (1722)
Johann Sebastian Bach (1685-1750)
Bach quiere que uses tu imaginación
Para compositores y creativos en general, la historia ha preservado dos instrucciones que daba Bach a sus alumnos. Nos lo cuenta JN Forkel en su libro “Acerca de la vida, genio y obra de Johann Sebastian Bach”, de 1802:
“En todas estas [lecciones de armonía y fuga], y otros ejercicios de composición, instruía rigurosamente a sus alumnos:
(1) Componer desde la mente, sin un instrumento. A aquellos que deseaban utilizar un instrumento, los llamaba ironicamente “caballeros del teclado”;
(2) Prestar constante atención a la consistencia de cada parte (o voz) en sí misma, así como a su relación con las partes conectadas y concurrentes con ella. Ninguna parte, ni siquiera la voz media, debe romperse antes de decir completamente lo que tenía que decir. Cada nota debe tener una conexión con el anterior.”
En definitiva, podemos quedarnos con algunas ideas: primero, usar la imaginación, allí no hay límites; debemos construir nuestras ideas en nuestra mente antes de materializarlas. Segundo, cada elemento que conforma nuestra idea debe ser una entidad acabada en sí misma, y debe ser al mismo tiempo independiente pero en armonía con el resto de los elementos.
Aplicá esta lección en tus creaciones, cualquiera sea el área en la que te desempeñes.